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sábado, 3 de noviembre de 2012

Historia de Tabarca


La isla de Tabarca refleja la historia más profunda de nuestra cultura marítima. Isla testimonial de ataques piratas hasta bien entrado el siglo XVIII, hoy es uno de nuestros referentes turísticos. Repleta de restaurantes de gastronomía local, Tabarca acogió en su día a multitud de familias genovesas que huían del cautiverio de un rey tunecino. Referente ecológico desde 1986 cuando fue declarada primera reserva marina de España.

Benidorm medieval: desde Beatriz Fajardo hasta la actualidad


Beatriz Fajardo nació en Murcia en 1619. Con 20 años fue casada con su primo Rodrigo de Puigmarí Davalós, con la intención de que el matrimonio aglutinara bajo su poder once señoríos. De esta manera, los recién casados ascendieron rápidamente de condición social y se hicieron con un gran poder en la zona norte del Reino de Murcia y en la parte sur del Reino de Valencia.

Benidorm medieval: Bernat de Sarrià y su Carta Puebla de 1325


En marzo de 1244, Jaume I de Aragón y Alfonso X de Castilla firman el Tratado de Almizra, con el que marcan las fronteras de sus propios reinos. La frontera que separan ambos es la conocida como Línea Busot – Biar. Los primeros vestigios que se encuentran de la ciudad están en la Partida Lliriets, donde en 1249 existía una alquería árabe. Tras la conquista llevada a cabo por Jaume I, este rey aragonés puso en práctica lo que él mismo redactó en El llibre de repartiment, quedando la zona de Benidorm repoblada por catalanes, aragoneses y occitanos. En 1231 ya aparece escrito el nombre de Castillo de Benidorm, pero, dado los escasos restos arqueológicos de esta época, se desconoce su ubicación exacta. En un documento del año siguiente, ya aparece en nombre de Pobla de Benidorm, formada por pequeños núcleos de población y alquerías dispersas.

Los castillos del Vinalopó: Banyeres


Cerca de la Serra de Mariola, uno de los enclaves naturales más importantes de la provincia de Alicante, se alza otro de los castillos construidos a orillas del río Vinalopó. El castillo de Banyeres de Mariola ha sido uno de los que más tranquilos han visto pasar el devenir de los siglos, hecho que ayuda a su excelente conservación. Sin embargo, su aguerrido papel durante la Guerra de Sucesión lo han dotado de un aura de fortaleza inexpugnable que se extiende hasta nuestros días.

Los castillos del Vinalopó: Biar


En Biar se encuentra otro de los castillos significativos que se levantan a orillas del río del Vinalopó. Sin embargo, ésta no es una simple construcción civil o defensiva. El establecimiento de la línea Biar – Busot como frontera de los reinos de Aragón y Castilla hizo que la fortaleza biarense fuera un emplazamiento estratégico muy codiciado por musulmanes y cristianos. Construido por los almohades en el siglo XII y con una torre de 19 metros de altura, elevado a más de 700 metros sobre el nivel del mar, este castillo ha visto el devenir de los tiempos a lo largo de la frontera aragonesa durante casi nueve siglos.

Los castillos del Vinalopó: Villena


Edificado por musulmanes almohades entre los siglos X y XI, el Castillo de la Atalaya es una de las construcciones más importantes del marquesado de Villena. A lo largo de su historia, como eje principal de uno de los territorios feudales más importantes de la Corona de Castilla, la fortaleza villenense ha vivido, como protagonista involuntaria, varios conflictos bélicos, desde las guerras de sucesión castellanas hasta la Guerra de la Independencia de principios del siglo XIX.

Los castillos del Vinalopó: Sax


El Castillo de Sax fue construido por los almohades en el siglo X. Fue durante la edad media uno de los enclaves más importantes a nivel estratégico, dada su ubicación en la frontera que separaba las coronas de Castilla y Aragón. Tres siglos duró la ocupación de los musulmanes, quienes serían los encargados de construir una torre vigía, convertida por los cristianos, más tarde, en una capilla dedicada a San Jorge.

jueves, 1 de noviembre de 2012

La otra cara de Altea

Es uno de los municipios más conocidos de la Marina Baixa. Su reclamo turístico es indiscutible y sus calles son pura expresión de buen gusto artístico. Pocos conocen el pasado de este pueblo, cuyo centro ahora se ubica en la costa y antiguamente se situaba a los pies de la sierra de Bèrnia. Es Altea la Vella, donde viven hoy unos 800 habitantes que disfrutan de aceras empedradas, edificios blancos y calles llenas de poesía, culminadas con paisajes inigualables.